Angelus Novus: la transfiguración

Solo por haberse acercado al sufrimiento del hombre, el Angelus se hace humanidad, se impregna de vida (y de muerte), se desprende de sus alas. Y otra vez el mito: Sísifo, el héroe absurdo; Atlas, derrotado para siempre por el peso del mundo; Prometeo, enfrentado a los dioses por entregar su
fuego, intentando favorecer a los hijos del hombre.
El romántico profético, como de nuevo diría Yvars de Benjamin, deja morir sus alas con una dosis letal en el sur de Francia. ¿Y si en lugar de dioses solo hicieran falta hombres buenos?, hemos dicho en alguna ocasión. ¿Y si, en el fondo, el Angelus solo fuera una mirada del hombre sobre sí mismo?¿Realmente hacen falta las metáforas? El hombre no sabe ser mortal, decía Kundera.
Y al final de todo, por encima de todo, se escuchan las risas de los niños, como la voz psicótica de todos los hombres. Pero esta vez, no vamos a tenerles miedo, vamos a reconocernos en ellas.

La obra intenta, desde diecisiete puntos de vista, aproximarse al todo, o mejor, a las múltiples categorías que componen el todo. Un fractal.
Una mirada holográfica, intentando descubrir la realidad del animal humano, el espacio antropológico del materialismo filosófico, en
sus tres dimensiones, un eje circular que pone al hombre en relación con otros hombres, un eje radial donde el hombre se relaciona con entidades ajenas al hombre (¿la confusa definición de naturaleza?) y un eje angular, con entidades no humanas pero parecidas al hombre (¿númenes, ángeles?).

Subversión de la dictadura de la cultura del videoclip, insubordinación para retomar un poder que alguna vez fue nuestro, desde la mirada compasiva. ¿Puede ser? La mirada compasiva, buscando siempre la mirada compasiva. La obra es un proceso colaborativo, de mediación, con actores que se relacionan para construir la obra (¿democráticamente?), de búsqueda de materiales rescatados, gratuitos, compartidos.